A pesar de mi condición de cuadrúpedo
y mi naturaleza canina, un tanto voluminosa he de reconocer, siento especial
predilección, incluso fascinación, por las criaturas menudas, en especial
gatitos y aves, estas últimas bípedas, como los humanos, aunque sus alas les
permiten desplazarse por los cielos y navegar en el viento, según explica Fe,
que lo traduce todo a dimensiones náuticas.
Esta última característica, la del vuelo, hace que todos mis esfuerzos por relacionarme y tomar contacto con estas criaturas resulten vanos, pues en cuanto me ven acercarme emprenden el vuelo; con los gatitos acabo consiguiéndolo aunque me cueste soportar múltiples bufidos y algún arañazo.

Este ejemplar joven se paseaba por
aguas de las Islas Cíes, por momentos rodeado de gaviotas, tal vez descansando
de sus elegantes y certeras zambullidas.

“El mascato es cisne en su reposo
aristocrático, flotando sobre las aguas, y es halcón en el vuelo, jugando su
cetrería bajo arcos de sol. Cada penacho espumoso es su alcándara. Su vuelo
asciende en una espiral amplísima y perfecta. A su lado las gaviotas
descaradas, gritonas y hambrientas, semejan pandillones de arrapiezos
malcriados.

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