De juerga en Nerga


Hoy hubo novedad en el paseo: Como no aparecía mi tradicional correa roja, Elna decidió usar una vieja retráctil a la que no le funcionaba bien el botón de bloqueo y había que mantenerlo continuamente pulsado para que la correa no se extendiera.
Salimos de casa muy contentos y yo me iba portando muy bien. Al llegar a la curva, gran sorpresa: mi amigo Boss, el pirado, subía ya agotado de corretear por la playa. Iba solo. Seguro que se había escapado de nuevo. Decidí ir a saludarlo con el ímpetu que me caracteriza. Noté tensión en la correa y el consabido “quieto” pero ya estaba lanzado. La tensión desapareció repentinamente. Miré atrás extrañado (es raro que me dejen a mis anchas en esas circunstancias) y vi como Elna bajaba a grandes zancadas y a una velocidad nunca vista. En un par de ocasiones pensé que se iba a caer pero resistió. Su visera estaba en el suelo y la circulación parada. Se acercó a mí sin inmutarse. Ya sabe que no me gusta que me chillen. Dejé a Boss en posición de sumisión y decidí proseguir mi ruta hacia la playa donde seguro que me esperaban asuntos de gran interés.
Como había mucha gente en el arenal y había comenzado el paseo bastante desmadrado iba a tener que llevar la correita esa. Mejor eso que nada.
Mientras estaba en uno de los extremos de la playa, olfateando las barcas de los pescadores, sentí un ligero cosquilleo en las patas traseras. Me di al vuelta y …era un pincher enano, aunque de buen tamaño para ser enano. Elna me dijo la frase mágica “es amigo” y me soltó. Corrimos y saltamos como locos, revolcándonos por la arena. Las humanas del pincher se quejaban de que era hiper-activo, pero a mi me pareció muy simpático.

Cuando ya estábamos muy cansados, Elna me cogió y nos marchamos. Ya había abierto uno de los chiringuitos de la playa así que decidimos hacer una paradita. Es un lugar muy agradable con música pop inglesa, buenas vistas sobre la playa (2 plantas) y una gente muy maja. Nos sentamos en una mesita a la sombra y Elna me dio agua. Ella se tomó un bocadillo vegetal gigante (se comió sólo la mitad y guardó el resto para más tarde, qué autocontrol), con huevo cocido, remolacha, tomate, atún queso y lechuga por 3€. Olía a riquísimo, pero no pillé cacho. Además de sándwiches y bocatas variados (2.5-3.5€), hay también hamburguesas (4€), platos combinados (6.5€), etc. Y en plena temporada, preparan también tapitas marinas (pulpo, navajas…) y comidas por encargo. Todo muy rico. Por ejemplo: pulpo, chipirones, pescaditos, tortilla, pimientos, tomates mozzarela, aguacate con gambas…
Lo mejor es ver el menú y encargar de paso que se baja a la playa para la hora que se desee, pero también se puede llamar por teléfono: La terracita de Marci: 986328989; 697331454.

Estando allí, pude ver cómo llegaba un marinero con varios pulpos enormes. Aunque hay varias teorías sobre cómo cocer el pulpo, os voy a contar la que más me gusta:
Si el pulpo se compra fresco, debe congelarse durante al menos 48 horas. Se deja descongelar el día anterior en la parte baja del frigorífico y a la mañana siguiente se lava bien, prestando especial atención a los tentáculos. Mientras se pone abundante agua a calentar. Cuando rompe a hervir se echa el pulpo agarrado por un tentáculo (suena un poco salvaje pero es así que yo lo ví) y se mete y saca tres veces. Se espera a que levante de nuevo el hervor y se cuentan 40 minutos. Se retira del fuego y se deja otros cinco en reposo. Se corta con una tijera en láminas y se le añade sal, pimentón dulce o picante y aceite de oliva virgen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Tago, me gusta mucho tu blog y lo que cuentas de las rías. Tengo muchas ganas de desplazarme a Galicia para conocerlas. Parece un paraiso. Probaremos el camping. Si sabes de más alojamientos recomendables para perros y perras, cuéntanos. Y ¡sigue con lo de las recetas! Me llamo Cañita: evmorales@gmail.com
Por cierto, eres muy guapo